Pfr. Johannes Krist�f

Las próximas líneas que él escribió en noviembre de 1962 en una carta a su hermana Júlia, se pueden entender como el ideal sacerdotal:

“Feliz te cuento que antes de Navidad recibiré la pequeña “Ordines sacerdotal” [Nota: Ordines minores, las cuatro grados de consagración menor: ostiario, lector, exorcista y acólito]. Mi alma se alegra tanto de haber llegado tan lejos. Aún no sé cuándo sea mi ordenación sacerdotal. Sobre ésto aún no he conversado con el Señor Rector. Si el buen Dios lo quiere, entonces desearía que fuese el próximo año para Navidad. Es probable que sea antes o algunos meses después, pero eso no es importante. Para Dios el sacerdocio no es lo esencial sino la pureza del alma, el amor del corazón, con qué intención yo me preparo al sacerdocio. Sólo por la santa voluntad de Dios es que estoy dispuesto a asumir la vocación sacerdotal.

Desde el punto de vista de la salvación y la santificación de nuestra vida, es igual si alguien es sacerdote o está casado, es blanco o negro, rico o pobre, tiene 20 hijos o no tiene ninguno, si vive en la miseria o  gran riqueza, enfermo o totalmente sano, todo ésto no importa nada. Todo se decide en relación a cuánto yo amo a Dios, o sea, cómo cumplo yo su santa voluntad, cuánto anhelo yo el cumplimiento de mi vocación.